Es la noche. Sentado en la terraza orientada a La Concha, el mundo parece paralizado.
La playa desierta, ténuemente iluminada de un amarillo cálido, la mar en calma. Nadie camina, las hojas de los árboles cercanos ni se mueven. Al fondo, palos de veleros bañandose en el Puerto Deportivo.
La luna duerme. Cierro los ojos y comienza a sonar ténuemente un ógano ... segundos mas tarde llora el violín... el alma se relaja y suena así ....
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