jueves, 9 de octubre de 2014

VIAJE A RUSIA - EXPERIENCIAS II


sigue de 1 oct 14

          Llegado el momento oportuno y cambiando impresiones con el guia, le pregunto si no exageraba la guia anterior al denominar el tren como el Tren de la Muerte, confirmándome éste que efectivamente era muy peligroso, que habían pasado muchas cosas en ese trayecto y por eso le habían puesto ese apodo. Me cuenta una anécdota personal que le había ocurrido en ese tren.

          Resulta que en un viaje que hizo y como, parece ser, tenía un sueño muy profundo, llevaba unas cadenas a las cuales se ataban él y las maletas sujetando los extremos a las manillas de las puertas del compartimento. Cual sería su sorpresa que cuando despierto se encuentra sin cadenas, sin maletas y sin cartera. En ese tren, si vas solo no puedes dormir ya que te “despluman”.

          Seguimos con visitas a lugares sumamente interesantes: Kremling, Museos, Feria típica, Metro, Intercambio folclórico, etc. Asistimos a la actuación de un grupo ruso y me sorprendió la disciplina, la figura de las y los bailarines y su preparación física, no habiendo entre ellos ni siquiera diferencia de 1 kg y/o 1 cm.

          Sentado al lado de su Presidenta, se me ocurre comentarle que suponía harían un régimen muy estricto, sorprendiéndome su respuesta: ¿Régimen?... aquí cada un@ come lo que le apetece, sin ningún tipo de dieta. El intenso ensayo diario les quema todo y falta que les hace comer bien.

          Una de las actuaciones que hicimos, fue en las afueras de Moscou y no sabría decir la distancia pero sé que era en sus cercanías .

          Nos apartamos de la carretera general y a medida que íbamos avanzando la nieve iba a incrementando su espesor, llegando en lugares a sobrepasar la altura de las ruedas del autobús; la anchura libre de la carretera era tan estrecha que solo había sitio para el autobús y si llega a cruzarse otro vehículo uno de los dos no habría podido pasar.

          Se llegó sin mayores problemas y allí se hicieron las presentaciones de rigor. Nos enseñaron el Teatro y todo estuvo muy bien, pero se acercaba la hora de la actuación y allí no había nadie de público; seguía transcurriendo el tiempo y el vacío mas absoluto. ...ya prácticamente era la hora y … nadie, no veíamos aparecer a nadie. Entonces, preocupado, pregunté cual era el motivo y la respuesta fue: “hace mucho frío pero la ciudad es pequeña y en tan solo en unos minutos se llenará”.

          Yo mantuve mis dudas pero tuve que darle la razón, así fue. En unos minutos: lleno.

          Un público muy educado; aparentemente de clase obrera pero aplaudían con ganas todas las actuaciones y digamos que la experiencia fue altamente satisfactoria.

          Llega la hora del regreso a casa y nos dirigimos al aeropuerto. Embarcamos los componentes del viaje aparentemente sin problemas, pero surgió un inconveniente. Los baúles con los instrumentos y vestuario no fueron embarcados.

          Estaba conmigo un responsable de la Agencia de viajes al que me dirijo indicándole que había que resolver esto de forma urgente , ya que sin los baúles nosotros no despegaríamos. A partir de ese momento nos vemos los dos arriba y abajo, de despacho en despacho, buscando un responsable que autorizase el embarque. Cuando llegamos al último despacho veo los baúles sobre una plataforma rodante, no entendía lo que hablaban pero por sus gestos todo me indicaba que el tema no estaba resuelto, porque el responsable de la Agencia le señaló el reloj, indicándole que el avión estaba a punto de partir obteniendo como respuesta un ademán con los hombros, como diciendo: “... y a mi que me cuentas...”. 


          Yo viendo que el avión iba a salir, pues ya habían cerrado las compuertas y pasaba de la hora prevista para su salida, me acerqué a los baúles, cogí la plataforma y empecé a empujarla hacia la pista.

          Un par de empleados me pregunta que hago, supuse por sus señas. Le contesté en español, señalándoles la oficina donde se encontraba el compañero asegurando que todo estaba solucionado.

          Mientras se acercan a la oficina a consultar, prosigo con el carro hacia el avión y observo como a lo lejos vienen tras de mi mi compañero, el de la Oficina y los otros dos gritando... . ¡Yo, ni caso!. Hasta que al fin me pararon los responsables del avión. Miro hacia atrás y veo detenido al grupo perseguidor, discutiendo acaloradamente. Los que estaban a mi lado gritaban al grupo perseguidor: ¿Que pasa … ?. ¿Que hacemos … ?, obteniendo una respuesta con sus manos que interpretamos como: “esperemos “ . Pero en esa espera, por dos veces les dijeron que el avión debía despegar, hasta que el responsable de la Oficina del Aeropuerto, con las manos, le hacen señas como diciendo: ¡Adelante!, dándole la mano al empleado de la Agencia de viajes.

          ¿Que le dijo, como hizo? , no lo se, solo puedo suponerlo, vamos. Nunca mas supe de él. 


          Son innumerables las anécdotas las que se escriben de estos viajes.

          Este no es mas que un relato de mis experiencias, pero formábamos la expedición sobre 50 personas y todas ellas tendrán mucho que contar. Me satisface enormemente encontrarme, de vez en cuando, con algunos miembros del grupo de acompañantes y con la euforia y satisfacción que me recuerdan el viaje y las anécdotas del mismo. Es un placer escucharlos y comprobar que mi labor se recuerda con tanto cariño.

          No deseo finalizar mi exposición sin dejar claro un concepto importante.

          El hecho de que, prácticamente, no aparezca en el mismo comentarios elogiosos hacia el magnífico patrimonio arquitectónico, por cierto espectacular, se debe al hecho de que existen miles de documentales fotográficos y escritos sobre él, en donde encontrar todo su esplendor. You Tube está plagado de vídeos que lo avalan a través de documentales de ensueño.

          Aquí, solo desee relatar las peripecias de “nuestro viaje”, que pueden parecer divertidas desde la distancia pero, que en aquellos momentos nos llenaron de desasosiego. 



          XAVIER J.G.O.

          Colaboración

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